Pero yo creo que mereció la pena. El resultado se puede ver en la casa del pueblo. Por cierto, el cabecero es obra de mi abuelo, todo un artista.
Este año por fin me apunté a un curso de patchwork, así que ahora tengo a quien consultar mis dudas y de quien aprender nuevas técnicas. Desde aquí quiero dar las gracias a mi seño Marga por su infinita paciencia. Pues el caso, como vamos a tener un nuevo sobrinito quise hacerle un regalo especial, así que compré unas telas monísimas y siguiendo las instrucciones de Marga hice mi segunda colcha. Esta vez el acolchado, muy sencillito, está hecho a máquina.
Ahora solo hay que esperar a que Diego la utilice a partir de noviembre. Que ya tenemos ganas de otro bebé en la familia.
Aquí ya empecé a "firmar" mis trabajos con la etiqueta de "Doña Sol".
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